martes, 22 de enero de 2013

“El mundo en el límite”



 De Vandana Shiva

La Globalización genera crecimiento a partir de la destrucción del medio ambiente y de los modos de producción    locales y sostenibles. Crea pobreza en vez de eliminarla.

Globalización de las presiones ambientales.
         Cada año aumenta la inestabilidad climática. La globalización económica contribuye a la inestabilidad del clima mundial porque fomenta un modo de desarrollo que usa mucha energía y está destinado a la exportación. Las repercusiones de la inestabilidad climática y la desaparición del ozono afectan de forma desigual al Sur. Como la mayoría de los países del Tercer Mundo viven de la agricultura, cualquier cambio climático puede destruir el medio rural.
         Loa países desarrollados ofrecen precios lucrativos a las compañías recuperadoras de residuos del Tercer Mundo que se hagan cargo del material contaminante y de su “tratamiento”. De tal forma algunos países se convierten en los auténticos vertederos del Primer Mundo mediante la justificación de la rentabilidad económica.
             Según la ONU, los países del Norte consumen alrededor de las tres cuartas partes de la energía, el 85% de los productos generados con la explotación de los bosques y un 72% del hierro, además de generar los dos tercios de los residuos del planeta
          No han dejado de multiplicarse los efectos de catástrofes naturales más o menos relacionadas con procesos económicos y singularmente lesivas en los países más pobres, en donde son mucho más precarios los sistemas de predicción y alarma.
La piratería de la riqueza biológica e intelectual del Tercer Mundo.
         Los dos tercios más pobres de la humanidad se mantienen con formas de vida basadas en la biodiversidad y el conocimiento indígena. Sin embargo, hoy por hoy, esa base de recursos está amenazada porque las empresas occidentales junto a sus científicos reclaman las plantas y semillas de esta parte de la humanidad, las patentan y las presentan como invenciones propias con lo que niegan la innovación colectiva practicada desde hace cientos de años por los campesinos del Tercer Mundo. En paralelo las grandes empresas (químico-farmacéuticas y de biotecnología) del Norte, pujan, según Fernández Durán, por “acceder a los santuarios del Sur, dónde se alberga la biodiversidad, con el fin de apropiarse de su riqueza genética (biopiratería), patentar los productos elaborados a partir de ella y venderlos al conjunto del mundo, amasando enormes beneficios con lo que ahora se denomina <oro verde>”. Esas empresas han registrado, por lo demás, un acelerado proceso de concentración.



Fuentes :
 http://contaminacion-ambiente.blogspot.com.es/

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